jueves, 27 de agosto de 2009

PEOR... ¡IMPOSIBLE! XI, PRIMER ASALTO. EL ORGULLO DE SER UN OUTSIDER: REFLEXIONES Y PRIMERAS PROYECCIONES.

Un año después de la decena está claro que ¡Peor… imposible! es, además de un ciclo cinematográfico empeñado en rescatar del olvido ese cine de derribo que tantas satisfacciones dio en los cines de barrio a los niños convertidos hoy, como diría José Ángel Garrido, en puretas ochentenos para darlo a conocer a las nuevas generaciones, una auténtica fiesta. Una fiesta llena de risas, aplausos y onomatopeyas. El equipo de Peor… ¡imposible! Ha convertido la sala de actos de el antiguo instituto en uno de aquellos antiguos y fríos cines de barrio asturianos que se calentaban cuando el público, especialmente el del gallinero, animaba al protagonista al grito de ¡hala mocín!

Cuarenta años después, superada ya la triste dictadura, aquel público que se agolpaba en las salas para disfrutar con sus ingenuos héroes, sumergiéndose en emocionantes aventuras, es presa de la mediocridad y estupidez que desprenden sus televisores, ocupando su tiempo de ocio en otras ficciones igual de populares pero mucho menos originales.

Tan sólo un pequeño reducto de eso que ahora a las gentes normales les da por llamar frikis (que supongo vendrá del original inglés freak para designar las atracciones humanas de feria) acudimos con ojos nuevos (en mi caso he de reconocer que normalmente la mayoría de los títulos nunca los había visto) o reciclados, en el caso de los más veteranos.

Lo que está consiguiendo este ciclo, al margen de darnos una semana de alegría a los fanáticos del cine de género en su vertiente más popular y desprejuiciada, es enseñarnos una historia del cine que no está escrita, como bien apuntó el propio Jesús Parrado en el coloquio de hoy.

Ese cine de evasión siempre anteponiendo el entretenimiento a las formas pero no siempre carente de discurso ni de segundas lecturas, tomando la explotación de las grandes producciones como punto de partida para dar rienda suelta a la imaginación en busca de productos originales, delirantes en ocasiones, que a través de su locura buscan suplir la falta de medios económicos y humanos.

Cada una de estas películas tiene un valor incalculable, desde los chirriantes modismos de la época, (desde el vestuario hasta la banda sonora pasando por los mareantes zooms), la locura e ingenuidad de sus diálogos, la falta de raccord, los personajes psicotrónicos o estereotipados e incluso los propios actores que los encarnan… Espartado Santoni, Tony Kendall, Frank Braña. Todos estos detalles, además de ser un documento fidedigno de la época y el lugar donde fue realizada la película, hacen de cada una de estas cintas una obra de arte a su manera.

Dentro de este rico, mágico y vasto mundo la temática escogida este años fue “Eros, héroes y superhéroes” el título de la edición lo deja bien claro y hasta el momento no nos podemos quejar de su programación.

Antes de los largometrajes el programa avisaba de la proyección de un corto sorpresa. En realidad no se trataba de un cortometraje sino del primer capítulo de la serie japonesa sobre Spiderman. Así es, existe una serie sobre Spiderman, el de la Marvel, en Japón, se rodó en 1978 y como os podréis imaginar teniendo en cuenta como se las gastan los nipones lo único que guarda en común con su homólogo yankee son los colores del traje, aunque un poco deslucidos.
Takuya Yamashiro es el personaje que se transforma en hombre-araña pero no es un loser que cursa estudios en la High School, éste es un motorista que recibe su poder, justo después del asesinato de su padre a manos del Ejército de la Cruz de Hierro, de un superviviente del planeta Spider que había sido masacrado por el mismo ejército (pa pillar también la mitología de superman de refilón) como estamos en Japón Spiderman no podría ser un héroe respetable sin un robot gigante a sus órdenes (otro poquito de Mazinger Z). El amasijo de acero en cuestión se llama Marveller (¡que cachondos!) y cuando se transforma para combatir toma el nombre de Leopardon.

El tono de la serie es de cachondeo puro y duro, con spiderman dando saltitos, colgando de cuerdas y escalando con bastante dificultad los edificios, verlo ponerse el traje es todo un espectáculo. Las peleas con las posturitas karatekas de la araña son tan ridículas como los efectos especiales, de las coreografías y la indumentaria de los malos parece que tomaron buena nota los creadores de Power Rangers para sus inolvidables masillas.

En definitiva una auténtica gozada con la que no pudimos parar de reír… ¡Ya podía copiar un poco Sam Raimi para sus adaptaciones!.

“Serpiente Sam” (Italia-Filipinas, 1989), Born to fight en su título internacional, la producción italo-filipina fue la encargada de abrir esta edición. Tras las cámaras el inefable Bruno Mattei, ante ellas el jeta de Brent Huff. Aunque para jeta la de su personaje, un remedo bastante chusco del Rambo del sagrado Sly e incluso con toques, según dicen (aunque yo no se los vi por ningún lado), de Cocodrilo Dundee.

LA HISTORIA: Sam Wood es un veterano de Vietnam que se pasa el día en bares de mala muerte hasta que recibe una jugosa oferta de una atractiva joven para rescatar a unos militares americanos en Vietnam. Al igual que en las secuelas de “First Blood” el temerario protagonista se las arreglará él solito para acabar con todos los enemigos y finalizar su misión con éxito.

LO MEJOR: Las frases de machito que se suelta el cachondo de Sam, en especial su repetitivo “Se puede hacer” respuesta recurrente ante cualquier adversidad.

LO PEOR: Que va perdiendo fuelle poco a poco hasta perderse en un sinsentido de matanzas y explosiones sin lograr mantener la chispa de su original pseudo-antecesora “Strike Comando”.

En definitiva un divertimento sanote que no engaña a nadie. Argumento habitual, diálogos machistas y ultra-conservadores e ingentes dosis de tiroteos y explosiones. Cine primario para fanáticos del músculo y el belicismo muy poco exigentes.

UN PAR DE DETALLES: El principio de la película pone el listón muy alto. Sam, en el interior de un bar, ataviado con su sombrero vaquero que le tapa medio rostro y con una señorita entre sus labios (emulando grotescamente al Clint Eastwood de la trilogía del dólar) coge una serpiente con sus propias manos hasta que consigue que expulse su veneno dentro de un vaso para, acto seguido, beberse su contenido para regocijo de los clientes del local.

El guión tiene bastante de culebrón. Una de las personas a las que Sam tiene que salvar, el padre de la chica que le propone la misión, resulta ser un superior suyo que le impidió en su día rescatar al resto de sus compañeros cuando se encontraban a su suerte entre los arrozales vietnamitas. Sam recuerda en un flash-back sentimentaloide y cutrongo como el superior va a visitarlo a la enfermería para prohibirle realizar esa acción suicida. Hasta ahí todo correcto, sino fuera porque la escena vuelve a repetirse unos minutos después… ¡y encima ampliada!.

“Los campeones justicieros” (México, 1971) Dirigida por Federico Curiel. Primera cita con las entrañables aventuras de luchadores mexicanos enmascarados, en esta ocasión sin la presencia de Santo, pero no sufran que el enmascarado de plata tiene película propia en el ciclo, faltaría más.

El espectacular reparto ya merece al menos un visionado: Blue Demon, Mil Máscaras, Sombra Vengadora, El médico asesino, Black Shadow, Tinieblas (el gigante), todos ellos por supuesto luchadores enmascarados. Pero por si esto fuera poco tenemos a un puñado de misses mexicanas en apuros que interpretan además a las ahijadas de los aguerridos luchadores. Así Miss Jalisco, Miss Chihuahua y sus compañeras se pasarán la película luciendo palmito y soltando gritos de pánico en la guarida-laboratorio de los malhechores.

El bando maligno lo encabeza Mano negra, al parecer viejo conocido del escuadrón de luchadores mexicanos al que ya daban por muerto pero que en lugar de eso se ha rodeado de unos cuantos secuaces: tres mediocres luchadores, sin enmascarar, a los que Blue Demon and company pegan una soberana paliza sobre el ring al comienzo de la película; Black Shadow, luchador enmascarado que no se sabe muy bien que pinta ahí pero que tampoco hace mucho y un pérfido y bizarro ejército formado por nueve enanos.

LA HISTORIA: Mano negra, ayudado por sus secuaces y por un maléfico ingenio que permite dotar a su ejército de enanos de la fuerza de diez atletas planea secuestrar a los luchadores enmascarados para convertirlos en autómatas y utilizarlos para sus oscuros fines al servicio de una superpotencia extranjera. Para conseguirlo rapta a todas las misses que se presentan al certamen de Miss México, que resultan ser las ahijadas de los luchadores, para utilizarlas como cebo.

LO MEJOR: El laboratorio de Mano negra y sus inventos imposibles. El ingenio que permite aumentar la fuerza de los enanos es una especie de embudo gigante que suena como el ring de un teléfono antiguo cada vez que se utiliza. Por supuesto no esperen ver transformado al enano en gigante tras salir del aparatoso artilugio, sale tal y como entró. Además el efecto de la máquina no dura demasiado tiempo, (a pesar del esfuerzo de Mano Negra, quien llega a crear unas pulseras que permitan mantener la fuerza de sus esbirros) lo que proporciona no pocas risotadas a costa de los pobres enanos que son lanzados por los aires por los luchadores en cuanto se desvanece su poder.

LO PEOR: Algo bastante común en las películas del Santo y en otras casposas producciones con Mad doctor de por medio. El malvado de turno siempre dispone de una televisión dónde ve absolutamente todo lo que ocurre con una excepcional realización que le permite ver en cada momento lo que le interesa… ¿Pero quién coño graba esas imágenes?, ¿Dónde están las cámaras?, ni siquiera se molestan en dar una explicación graciosa pseudos-científica de esas que tanto se estilan en estas producciones.

LA ESCENA: Médico asesino y Tinieblas (corríjanme si me equivoco de luchadores) haciendo guardia discretamente delante del portal de sus ahijadas. El primero en un descapotable, el segundo en pie dando vueltas de un lado para otro, por supuesto los dos enmascarados. ¡Eso si que es ir de incógnito!

FRASES PARA EL RECUERDO: Cada vez que los enmascarados se ponen a cavilar siempre surge algún diálogo destacable pero en esta ocasión la palma se la lleva el portavoz de los enanos. Un tipo de pelo cano y bigote quien ante la orden de su jefe de secuestrar a los enmascarados expone su postura: “Si hay alguien que pueda con los enmascarados son estos tres (haciendo referencia al trío de luchadores que tiene a su espalda) o Black Shadow, nosotros sólo somos unos miserables enanos” Uno ya no sabe si reír o echarse a llorar.

La sesión golfa estuvo reservada para el loco cine hongkonés, en concreto para “Roboforce” (Hong-Kong, 1988) Producción de Tsui Hark dirigida por David Changi dedicada a las peleas de robots, al parecer con inspiración de Terminador, los transformers y Metrópolis, ahí es nada. Desgraciadamente no pude asistir a esta proyección. A ver si hay suerte y me hago con una copia para poder comentarla próximamente.

6 comentarios:

Lady Vengeance dijo...

Estoy en el curro tratando de ver el vídeo, pero es imposible con las interrupciones... aunque ya veo que promete.

Lo de Leopardon me ha matado. Se me iluminaron los ojos nada más verlo jeje

Un saludo !!

Dani Rodríguez dijo...

Buena crónica, espero con con ganas tus impresiones del segundo día y en especial del despiporre que vivimos con Aullidos 2.

Saludos!

Mike Donovan dijo...

Me ha gustado mucho la crónica.Sencillamente brillante.Tengo ganas de leer la del resto de días.

john mcclane dijo...

Que envidia. Lástima que por estos lugares no se realizen este tipo de festivales.

Saludos.

Crowley dijo...

He visto un poco el video y es puro delirio. Qué envidia poder haber asistido a ese certamen. Sin duda no tiene desperdicio.
Saludos

Kraven dijo...

Lady Vengeance: Un buen presagio me hace pensar que el sábado de tarde libras con lo cual asistirás al certamen para más tarde contarme las películas, pues esta vez yo no me puedo escapar del tedio laboral. (¡Qué miedo!, se me está pegando la manera de hablar de las películas de luchadores mexicanos).

GeckoBrother: Seguramente hoy de noche le de un poco de tregua a mi hígado y me ponga con ello, paciencia.

Mike Donovan: Gracias por pasarte. Lo mismo digo de tus reseñas (no sólo las de "Peor...". ¡Grande Seagal!)

Fantomas: Somos unos privilegiados, sí. Aunque con gente como tú por aquellos lares seguro que podeis montaros uno. Lo difícil es convencer a la consejeria de cultura. jeje.

Crowley: Lo del Spiderman fue demasiao, eso es empezar con contundencia. El certamen es una gozada sobretodo por la juerga que se organiza, las películas siempre podremos verlas en casa, pero no es lo mismo.

Gracias a todos por vuestros comentarios.