jueves, 28 de agosto de 2008

LA BANDA DE LOS TRES CRISANTEMOS (y la extraña vida y muerte de Dean Reed)

“La banda de los tres crisantemos”
Director: Ignacio F. Iquino.
Guión: Lou Cardigan, Ernesto Gastaldi.
Intérpretes: Dean Reed, Daniel Martín, Fernando Sancho, María Martín, Krista Nell, Luis Mariano Duque, Alice Sandro, Ángel del Pozo, Ramón Durán, Paola Barbara, Malisa Longo, Lina Canalejas
(España-Italia), 1969


Sinopsis:

Chicago, años 30. Una banda de atracadores formada por los hermanos Owen, Frank y Cliff Hollinger atracan el Gulf Bank, escapando con el dinero. Obligados a realizar un alto en el camino en la localidad de Stongville, para atender al malherido hermano menor de los Owen, donde el Sheriff local les planteará más problemas de los esperados.

Producción hispano-italiana rodada en Barcelona (donde se aprovecha el puerto para el desarrollo del atraco al Gulf Bank) y Aragón (el refugio de los forajidos, Strongville, es en realidad la pequeña localidad de Fraga).

Película de gangsters mediocre e insustancial. La peculiaridad de este tipo de producciones de medio pelo es que su disfrute es mayor cuanto peor sea la calidad de la misma. Siendo “La banda de los tres crisantemos” una película mala “a secas” el bostezo se hace irremediable. Con un vestuario bastante decente, a destacar la buena planta del protagonista Dean Reed, imponente en su caracterización de gangster (lástima que la interpretación no acompañe a su presencia). Las escenas son una sucesión de lugares comunes de este tipo de producciones que están rodadas con mayor o menor acierto: El atraco a un banco como punto de partida, las guerras dentro del grupo para hacerse con el botín, el secuestro de una joven para conseguir sus objetivos (en este caso hacerse con los servicios del único doctor en el pueblo para atender al menor de los Owen, herido tras el atraco) y el posterior intento de agresión sexual, los clásicos tiroteos desde el interior del refugio criminal (en este caso un burdel) y el inevitable trágico final (el clásico “lo que mal empieza mal acaba” como ingenua enseñanza moral) irrisorio homenaje al clásico del género “Bonny and Clyde” con unos pistoleros méxicanos a caballo persiguiendo al pobre Owen y a su prima.

Especialmente vergonzantes son los flasbacks (a través de los cuales conocemos la vieja rivalidad entre los hermanos y su tío el Sheriff, o el amor que siente desde niña la prima de Owen por éste) fotografiados en un pretencioso blanco y negro.



Pero si la película resulta poco interesante no puede decirse lo mismo de su intérprete principal, Dean Reed. Como explicó Javier G. Romero en el interesante coloquio previo a la proyección, Dean Reed, no fue famoso por su calidad interpretativa, sino, por la repercusión que su figura tuvo fuera de las pantallas.

Este Norteamericano nacido en Dean Ciryl Reed (Colorado) en 1938 viajó a Hoolywood para iniciar su carrera artística como cantante, el sello Capitol records accedió a grabarle un disco que pasó sin pena ni gloria por las listas de éxitos en EE.UU, sin embargo, uno de sus singles “My Summer romance” caló hondo en Chile, hacia dónde Dean Reed partió en busca de la fama que tanto ansiaba.

Es aquí, en el Chile socialista de los años 60, dónde Dean Reed comienza a convertirse en un personaje muy peculiar. A medida que va llenando estadios a base de su música rock (recordemos que los Beatles arrasaban a nivel mundial) en un país anti-americano comienza a vérsele desde el gobierno como una poderosa arma propagandística anti-capitalista, “el americano bueno” que hacía versiones rock de los temas de Joan Baez y que levantaba el puño en alto gritando ¡venceremos!

A pesar de ser un músico mediocre arrasaba entre la juventud chilena, pues hacía rock americano. Especialmente entregada tenía a la audiencia femenina debido a su envidiable físico: cuerpo escultural, sonrisa perfecta, ojos azules y cabellera dorada (aunque la verdad tenía unas orejas bastante desproporcionadas). Sus inquietudes ideológicas fueron en aumento y cada vez que se manifestaba lo hacía en contra del gobierno Norteamericano, llegando incluso a defender la Cuba de Castro. Ideas que le costaron la deportación cuando vivía en Argentina, debido a la llegada al poder del régimen militar.


Nikolai Pastoukhov, presidente de la organización juvenil soviética lo descubre en el Congreso Mundial de la Paz celebrado en Helsinki en 1965 y quiere llevárselo al otro lado del telón de acero. Rock americano para los jóvenes soviéticos (recordemos que estaba totalmente prohibido todo aquello que proviniera de países capitalistas) interpretado por un auténtico americano que además simpatizaba y defendía las ideas socialistas.

Comienza su periplo soviético que le llevaría finalmente a instalarse en el Berlín Oriental y le daría el sobrenombre de “Elvis rojo”. Pero antes, Reed, se instalaría en la España tardo-franquista, donde lejos de cosechar el éxito que lograra en los países del este, pasaría prácticamente desapercibido. No obstante realizaría un puñado de películas entre España e Italia en las clásicas co-producciones de la época con títulos “imprescindibles” como “Winchester no perdona”, “La muerte llama dos veces”, “La ley del kárate en el oeste”, “Besos para ella, puñetazos para todos”, “Dios los cría… y yo los mato” o “El pistolero ciego”, destacable su participación en “Adiós, Sábata” junto al gran Yul Bryner.

Un idealista como Dean Reed no podía conformarse con actuar en películas malas, por lo que decidió guionizarlas, e incluso, dirigirlas. Con financiación de la RDA e integrada por actores de la Alemania Oriental (excepto su presencia en el papel protagonista) llevaría al cine la vida de Victor Jara en “El cantor” en 1978. Su aventura como realizador tendría aún otro episodio donde volvió a otra de las temáticas habituales de su vida, el spaghetti-western, “Sing, cowboy, sing”. Título que vendría al pelo a una posible dramatización de su vida, la cual estaba realizando ya Tom Hanks, quien había comenzado el rodaje el pasado mes de enero en Alemania aunque hay rumores de que fuentes cercanas al actor le aconsejaron abandonar el proyecto por las posibles repercusiones.

No creo que extrañe a nadie, sabiendo como se las gasta el gobierno norteamericano, que Dean Reed fuera investigado por agentes de la CIA durante buena parte de su vida (estamos ante una figura muy popular durante años en los países socialistas y en general contrarios al capitalismo norteamericano. Llegó incluso a entrevistarse con Yasser Arafat), hasta su misteriosa muerte en 1986 en un lago cerca de su casa en Berlín.


2 comentarios:

Un solitario con pipa y copa de coñac dijo...

Forever Mr. Dean! Es una pena que no haya visto ninguna de sus películas.... Las que nombras tienen unos títulos mucho más que suculentos... Sopena que en el emule sea complicado de encontrar...

Kraven dijo...

Desde hace unos años hay un resurgir en Alemania con la figura del Elvis rojo y allí han editado muchas de sus películas, quizá alguna distribuidora audaz se atreva a editarlas en España.

De lo contrario habrá que conseguir donde sea este material para mirar con admiración a ese mal actor que un día fue más famoso que Elvis y los Beatles en medio mundo.