Director: Patrick Lussier
Guión: Todd Farmer, Zane Smith
Música: Michael Wandmacher
Fotografía: Brian Pearson
Intérpretes: Kerr Smith (Axel Palmer), Kevin Tighe (Ben Foley), Tom Atkins (Burke), Jaime King (Sarah Palmer), Jensen Ackles (Tom Hanniger), Edi Gathegi (Martin), Betsy Rue (Irene), Megan Boone (Megan)
(EE.UU, 2009)
Sinopsis:
Tom ha sido el involuntario causante de un accidente en la mina de la ciudad de Harmony que ha acabado con la vida de varios hombres. Cuando el joven, acompañado de su novia y otra pareja se adentra de noche en la mina para celebrar el día de San Valentín, Harry Warden, superviviente de la tragedia que se encontraba en coma, aparece ataviado con su casco de minero asesinando a varios jóvenes con su piqueta hasta que finalmente cae fulminado por un disparo del sheriff. Diez años después, Tom vuelve a Harmony en busca del amor de su vida y para exorcizar los demonios que le han acompañado durante todo este tiempo, pero coincidiendo con su llegada los asesinatos han vuelto a comenzar. El nuevo sheriff, Axel, es el marido de la ex novia de Tom, y verá en él una amenaza para su matrimonio y para el resto del pueblo, considerándolo como principal sospechoso de los asesinatos.
Podríamos decir que “San Valentín Sangriento” es un remake mediocre de un slasher flojo que surgió a la sombra de la “La noche de Halloween” a finales de los setenta. Podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que el guión está lleno de trampas para llegar a un final pretendidamente sorprendente, que los personajes presentados tienen un perfil paupérrimo, carecen de interés y se mueven ante la cámara diciendo un montón de estupideces a través de unos diálogos a caballo entre el Cine X y el culebrón de sobremesa. No estaría de más reclamar a las productoras que estamos hartos de tanto slasher plomizo, qué estamos cansados de scream queens corriendo (encima vestidas) por en medio de los bosques huyendo del psicópata de turno, que ya estamos irritados de tantas localizaciones oscuras, ya sean minas, cavernas o líneas de metro, de actores que más bien parecen modelos de catálogo de centro comercial. Qué la violencia sanguinaria en el horror teen actual luce mucho más con batutas galas o niponas, que un desnudo, aunque sea integral, no basta para mantener el interés de la pajillera audiencia adolescente durante hora y media, que apesta que después de una década continuemos estancados en los esquemas de la trilogía de “Scream” o “Sé lo que hicisteis el último verano”, etc… Todo esto sería válido si la película se hubiera estrenado en 2D… Afortunadamente no ha sido así.
“San Valentín Sangriento 3D” es la película de terror que más me ha hecho saltar de mi butaca desde tiempos inmemoriales. El culpable no es su director, Patrick Lussier, un profano que se atrevió incluso a mancillar el nombre del más honorable de los condes en la insultante “Drácula 2001”, ni de las chillonas Jaime King (“The Spirit”) y Megan Boone, sin la suficiente delantera para enderezar el tedioso desarrollo de la historia; tampoco de los guaperas Kerr Smith(“Destino final”) y Jensen Ackles (“Sobrenatural”) con sus dos registros, niño bueno-chico malo, incapaces de acercarse al clásico héroe de acción. Tampoco me asombraron los meritorios pero superados efectos de maquillaje, ni por supuesto el matarife de turno, al que llevamos viendo treinta años en la pantalla. No, lo que hace de esta película algo diferente es totalmente ajeno al equipo artístico, la verdadera atracción son las gafas polarizadas que te dan en la sala de cine cuando enseñas tu entrada. Una ventana a un nuevo mundo.
Lejos de aquellas entrañables pero poco útiles gafas de cartón con un cristal (más bien plástico) de cada color, tan extendidas en nuestro país durante los años 80 y primeros noventa, (que lo único que conseguían era dar dolor de cabeza y ver a Freddy Krueger a través de un filtro blaugrana), estas nuevas gafas, a pesar de su aspecto ortopédico realmente funcionan.
La magia es posible gracias a que la película está grabada con cámaras estereoscópicas, las cuales graban con dos objetivos en vez de uno. Al reproducir lo grabado la imagen se ve borrosa, las imágenes están polarizadas en ángulos diferentes, cada cristal de las gafas 3D está polarizado para recibir una de las dos imágenes, de este modo cada ojo envía una imagen al cerebro, dando volumen a los objetos percibidos.
Gracias a este invento, por el que William Castle hubiera matado sin dudar, el cine vuelve a recuperar el espíritu de barraca de feria, una película tan previsible, repetitiva y mediocre como “San Valentín Sangriento” se convierte en el complemento ideal para una sesión retro freak inolvidable. La simpleza argumental de la propuesta hace que podamos desconectar el cerebro centrándonos sólo en las maravillas que nos ofrece la visión estereoscópica (prueben la experiencia epiléptica de pasar el dedo intermitentemente por el sensor situado en el medio de las gafas), cada aparición del psicópata en pantalla nos hace temblar de emoción, tan pronto nos lanza el pico a la cara como nos salpica con la sangre de sus víctimas, lo que en otras circunstancias sería un absoluto aburrimiento se convierte en una gratificante gamberrada intensamente vivida.
La plana propuesta es de lo más indicada para experimentar el invento por primera vez, sólo si te gusta ver litros de sangre bañando la pantalla, claro; ahora faltan por descubrir los talentos que nos vaya deparando el nuevo medio, el plano cobra ahora una nueva dimensión en el sentido literal. James Cameron parece tomar ventaja de momento, su tráiler de “Avatar” en este nuevo formato es superlativo, impresiona más que el metraje completo de la tontería filmada por Patrick Lussier.
¡En U.S.A ya está en DVD!
5 comentarios:
Si que te marcó el 3D. Yo tristemente ya había visto cosas en él, así que el impacto fue menor.
Yo de la película, dejando de lado el 3D, lo único que salvo es la manera de definir una pequeña población americana con apenas dos pinceladas. La elección de los personajes arquetípicos y la representación de apenas un par de escenarios bastan para conocer todo lo necesario de la población de Harmony (toma nombre, eso sí).
Quitando eso, cómo película nada que rascar.
Hombre... la descripción visual a través de un par de planos y localizaciones está muy bien, pero los personajes responden demasiado al cliché.
La película es infumable sino fuera por el efecto estereoscópico. Afortunadamente fue mi primera experiencia con el nuevo 3D, para la próxima intentaré escoger una peli de más calidad. jejeje.
Estoy de acuerdo contigo. Si esta película no hubiese sido presentada en 3D probablemente nadie se hubiese fijado mucho en ella.
Saludos!
Pues esta semana veo de todas maneras este filme, ya me convenciste del todo. Saludos¡¡¡
Fantomas: En realidad lo del 3D sólo me influyó en un 99%.
Darkerr: Sólo en 3D, en caso contrario los daños cerebrales pueden ser irreversibles. Fagiafilia no se responsabiliza de las posibles lesiones.
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