El pasado jueves perdía la vida David Carradine, uno de los nuestros. Hijo del mismísimo Conde Drácula, camuflado bajo el anglosajón y mortal nombre de John Carradine, este carismático intérprete demostró a lo largo de su dilatada carrera su pasión por el séptimo arte.
Su heterogénea filmografía no se limita sólo a producciones exploitation a raíz del éxito de su personaje del monje shaolin Kwai Chang Caine en la celebérrima serie televisa “Kung-fu”, tales como “El círculo de hierro”, (R. Moore 1978) o “McQuade Lobo solitario”, 1983. Además de participar en títulos de culto de la serie b usamericana como “La carrera de la muerte del año 2000” de Paul Bartel, trabajó con directores nobeles que ya apuntaban maneras en la década de los setenta, Martin Scorsese en “Boxcar Bertha” (1972), Walter Hill en “Forajidos de leyenda” (1980), llegando incluso a trabajar a los órdenes del maestro sueco Ingmar Bergman en “El huevo de la serpiente” (1977), junto a la actriz fetiche del director, Liv Ullman.
Quentin Tarantino, siempre atento a las leyendas olvidadas del firmamento hollywoodiense, supo aprovechar la indudable experiencia y la mística presencia del veterano actor para interpretar el personaje de Bill a lo largo de los dos volúmenes de la película “Kill Bill”. Todo un acierto por parte del director de Knoxville que el actor californiano supo aprovechar, añadiendo otro personaje inolvidable a su larga lista.
Una habitación de un hotel de Bangkok ha sido el mudo testigo de su despedida. David se encontraba en la capital tailandesa rodando su última película “Strech” a las órdenes de Charles de Meaux.
Su cadáver fue encontrado colgando de la barra de un armario horas después de su muerte. Según medios tailandeses un cordón de nailon rodeaba su cuello y otro sus genitales. Los últimos análisis forenses en Tailandia y las declaraciones de su ex-mujer, acerca de sus extremas prácticas sexuales, apuntan la auto-asfixia erótica y no el suicidio como posible causa de la muerte.
No sería la primera celebridad que termina sus días tras intentar obtener un orgasmo mediante esta técnica masturbatoria. El 22 de noviembre de 1997 Michael Hutchence, el cantante del grupo INXS aparecía ahorcado y desnudo en un hotel de Sydney. Los medios de comunicación del momento señalaron que Michael se había suicidado, sería su mujer Paula Yates quien hiciera referencia a una práctica sexual extrema en busca del máximo placer, pues en palabras de la viuda: “Era un chico peligroso al que le gustaba experimentar, pero nunca se suicidaría”.
Lo mismo opina Quentin Tarantino con respecto a su amigo David Carradine. El director de Pulp Fiction declaró en el programa de Larry King: “No había ningún camino que indique que él se habría matado, porque tenía una bonita familia. Él era una leyenda viva y realmente la gente lo apreciaba”. No faltan tampoco las especulaciones conspiranoicas que apuntan al asesinato del actor por parte de una banda clandestina de asiduos a las artes marciales que temían que David, interesado en investigar y desenmascarar sociedades secretas, les delatara.
Esta nueva especulación nos remite a las páginas más negras de la historia del celuloide y nos hace pensar en la misteriosa muerte de Bruce Lee, actor que, curiosamente, hubiera encarnado a Kwai Chang Caine en “Kung Fu” de no ser porque sus rasgos eran demasiado asiáticos.
Su heterogénea filmografía no se limita sólo a producciones exploitation a raíz del éxito de su personaje del monje shaolin Kwai Chang Caine en la celebérrima serie televisa “Kung-fu”, tales como “El círculo de hierro”, (R. Moore 1978) o “McQuade Lobo solitario”, 1983. Además de participar en títulos de culto de la serie b usamericana como “La carrera de la muerte del año 2000” de Paul Bartel, trabajó con directores nobeles que ya apuntaban maneras en la década de los setenta, Martin Scorsese en “Boxcar Bertha” (1972), Walter Hill en “Forajidos de leyenda” (1980), llegando incluso a trabajar a los órdenes del maestro sueco Ingmar Bergman en “El huevo de la serpiente” (1977), junto a la actriz fetiche del director, Liv Ullman.
Quentin Tarantino, siempre atento a las leyendas olvidadas del firmamento hollywoodiense, supo aprovechar la indudable experiencia y la mística presencia del veterano actor para interpretar el personaje de Bill a lo largo de los dos volúmenes de la película “Kill Bill”. Todo un acierto por parte del director de Knoxville que el actor californiano supo aprovechar, añadiendo otro personaje inolvidable a su larga lista.
Una habitación de un hotel de Bangkok ha sido el mudo testigo de su despedida. David se encontraba en la capital tailandesa rodando su última película “Strech” a las órdenes de Charles de Meaux.
Su cadáver fue encontrado colgando de la barra de un armario horas después de su muerte. Según medios tailandeses un cordón de nailon rodeaba su cuello y otro sus genitales. Los últimos análisis forenses en Tailandia y las declaraciones de su ex-mujer, acerca de sus extremas prácticas sexuales, apuntan la auto-asfixia erótica y no el suicidio como posible causa de la muerte.
No sería la primera celebridad que termina sus días tras intentar obtener un orgasmo mediante esta técnica masturbatoria. El 22 de noviembre de 1997 Michael Hutchence, el cantante del grupo INXS aparecía ahorcado y desnudo en un hotel de Sydney. Los medios de comunicación del momento señalaron que Michael se había suicidado, sería su mujer Paula Yates quien hiciera referencia a una práctica sexual extrema en busca del máximo placer, pues en palabras de la viuda: “Era un chico peligroso al que le gustaba experimentar, pero nunca se suicidaría”.
Lo mismo opina Quentin Tarantino con respecto a su amigo David Carradine. El director de Pulp Fiction declaró en el programa de Larry King: “No había ningún camino que indique que él se habría matado, porque tenía una bonita familia. Él era una leyenda viva y realmente la gente lo apreciaba”. No faltan tampoco las especulaciones conspiranoicas que apuntan al asesinato del actor por parte de una banda clandestina de asiduos a las artes marciales que temían que David, interesado en investigar y desenmascarar sociedades secretas, les delatara.
Esta nueva especulación nos remite a las páginas más negras de la historia del celuloide y nos hace pensar en la misteriosa muerte de Bruce Lee, actor que, curiosamente, hubiera encarnado a Kwai Chang Caine en “Kung Fu” de no ser porque sus rasgos eran demasiado asiáticos.
La muerte de David Carradine y las nuevas hipótesis sobre su causa que surgen minuto a minuto servirán probablemente para llenar páginas de libros y revistas, realizar documentales e incluso como base a películas de ficción.
Sea como fuere, para todos los aficionados al cine que no entendemos de etiquetas y que apreciamos el espíritu libre en una industria cada vez más cerrada y menos fresca, David Carradine es una baja insustituible, pero estará siempre con nosotros. A través de Frankenstein, Kwai Chang Caine o Bill podremos seguir disfrutando de su legado.
Hasta siempre, David.
2 comentarios:
Lamentable, espero que aquellas investigaciones no se prolonguen demasiado y dejen de maltratar su memoria. D.E.P.
Lo mismo digo, compañero. Lo peor del caso es que unos cuantos periodistas carroñeros se alimentaran a su costa. Es lo que tiene el show business.
Para nosotro siempre será uno de los grandes. Eso es lo que importa.
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