Dos largometrajes, por el razonable precio de un euro la sesión, me esperaban.
A las 19:00h. dio comienzo la función.
“Chining me”
Director: Enrich Folch
Guión: Enrich Folch, Sergi Vicente, Stephanie Von
Intérpretes: Roger Vicente y unos cuantos millones de chinos
(España, 2008)
Director: Enrich Folch
Guión: Enrich Folch, Sergi Vicente, Stephanie Von
Intérpretes: Roger Vicente y unos cuantos millones de chinos
(España, 2008)
La proyección correspondía al mediometraje del director catalán Enrich Folch, “Chining me” ("Tempus Fugit" y "Presumptes implicats", el resto de su filmografía fueron proyectados en años anteriores). T.V. movie producida por Factotum Barcelona, Televisió de Catalunya, Television Network International y Luki Media. Un docu-ficción que narra las peripecias de Roger, un joven que viaja a China enviado por su empresa para crear un nuevo centro de producción. Tras descubrir el engaño de la compañía china su jefe lo despide. Pero a Roger aún le quedan dos semanas de vacaciones pagadas y decide aprovecharlas conociendo el país. Este punto de partida, inesperado, cómico y absurdo a un tiempo, así como el carácter tranquilo a la vez que aventurero de su protagonista es una constante en los trabajos de Enrich Folch. Personajes soñadores, románticos, que a menudo se dejan arrastrar por sus emociones dejando de lado la razón. A través de Roger, nuestro singular anti-héroe, descubriremos diferentes puntos del gran continente asiático. Los enormes contrastes existentes entre las grandes ciudades (Pekín y Shangai) y el mundo rural con sus incomparables paisajes que parecen sacados de una postal.
Sin caer en los tópicos habituales conoceremos las peculiaridades de sus tradiciones, tan diferentes a las nuestras. Como el entierro al que asiste en una aldea del Sur, (que se prolonga durante tres días y en el que la gente no para de beber y cantar junto al difunto) o la ceremonia nupcial, en la que los trajes de boda nada tienen que ver con los que utilizamos en occidente. No faltará el ineludible paso por el mercado (indispensable en cualquier viaje exótico que se precie) con su consabida cata de productos autóctonos. Sobre este particular, Roger, pasará uno de sus peores momentos cuando el grupo de chinos con el que se encuentra decide realizar una cena de celebración con carne de perro como único plato.
Uno de los aciertos de la propuesta reside en su mezcla de tono documental con ficción claramente planificada. De este modo, cuando la cámara y el actor principal comienzan a improvisar demasiado, el guión obliga a cambiar de escenario. Otra ciudad, otros personajes y otras situaciones nos van ofreciendo una visión más completa del país.
Si ha de ponérsele alguna pega al producto, ésta podría recaer en su tono excesivamente desenfadado, sin claroscuros. La comedia predomina durante los sesenta minutos de metraje, lo que no deja de ser lógico, teniendo en cuenta que no deja de ser un retrato de China, visto, además, por ojos de turistas. Es un falso documental. Como tal imita el modo de producción de los auténticos documentales sobre viajes, donde suelen destacarse los aspectos más positivos del país en cuestión.
En este enlace puede verse el mediometraje al completo en V.O. (catalán) http://www.tv3.cat/videos/535829
20:30h. (se cierra y se abre el telón)
Finalizada la primera sesión dejamos a un lado el humor adetrándonos de lleno en el horror. Un cuento de fantasmas que irrumpen en nuestra sociedad salidos de las páginas más negras de la España profunda.
Director: Elio QuirogaGuión: Elio Quiroga
Fotografía: Juan Carlos Gómez
Música: Alfons Conde
Intérpretes: Ana Torrent, Francisco Boira, Héctor Colomé, Alfonsa Rosso
(España, 2008)
Tercer largometraje del canario Elio Quiroga tras “Fotos” y la “Hora fría”. Trece años han pasado ya desde su primer largo.
Francesca, una joven pediatra se muda junto a su marido Pedro y su hijo recién nacido a un gran caserón situado a las afueras. La pareja no pasa por su mejor momento, un trágico acontecimiento pasado pesa sobre ellos. Francesca comienza a tener visiones en el viejo caserón. Pedro cree que se está volviendo loca. El padre Azpeitia es el único capaz de desentrañar el misterio que encierra la casa.
El título de la película no deja lugar a la duda, No-Do. En uno de estos documentos cinematográficos que durante el régimen franquista mantenían (des)informados a los españolitos de a pie se encuentra encerrado el misterio de la trama.
Según cuenta la película (y las malas lenguas) entre 1943 y 1954 los equipos de filmación de No-Do recogieron con sus cámaras todo tipo de fenómenos para-normarles a lo largo y ancho de la geografía española. Se trata de los denominados “No-Do secretos”. Estos sucesos (apariciones marianas, posesiones, estigmatizados, avistamientos de OVNIS) eran filmados por trabajadores anónimos bajo pena de excomunión, su visionado era exclusivamente para la curia romana obligada igualmente a guardar secreto bajo la misma pena. El film se basa en uno de estos supuestos casos, aún hoy por resolver. Se dice que en el Vaticano se guardan los negativos originales de estos trabajos. ¿Realidad o leyenda urbana?
Desgraciadamente, a pesar de la interesante temática la película naufraga desde el primer minuto. Al margen de la original y sugestiva idea introducida estamos ante un producto convencional. Una película de fantasmas al uso que contiene todos los clichés del género y que lejos de parodiarlos o buscar un giro argumental sorprendente sigue al pie de la letra el manual tomándose, además, demasiado en serio a si misma.
Excesivos momentos muertos, apariciones espectrales previsibles, insuficiente desarrollo de algunas ideas interesantes del guión (el personaje de la prostituta), abuso del diálogo en detrimento de la imagen.
Cualquiera que haya visto “Al final de la escalera” o cualquiera de sus cientos de imitadoras posteriores (incluidas la mayoría de fotocopias kwaidan post “The ring”) sabrá con lo que se va a encontrar al final de la película.
En el lado positivo habría que destacar el tono de denuncia al estamento clerical y al régimen franquista, así como su labor documental a la hora de recuperar auténticos “No-Do” integrándolos en la trama (Atentos al audio del último “No-Do”)
La película goza por lo demás de una estimable corrección formal. Una fotografía de tonos apagados, acorde con la historia relatada, efectos visuales creíbles e inspirados en más de una ocasión y un casting solvente. Ana Torrent sale airosa teniendo en cuenta el cansino papel de protagonista torturada con el don de ver “más allá” que le toca interpretar, Héctor Colomé saca provecho al personaje del padre Azpeitia, con bastante más miga que el resto y Alfonsa Rosso está soberbia en el rol de una anciana que despierta tras sesenta años de coma y que tendrá una capital importancia en la resolución de la trama.
Francesca, una joven pediatra se muda junto a su marido Pedro y su hijo recién nacido a un gran caserón situado a las afueras. La pareja no pasa por su mejor momento, un trágico acontecimiento pasado pesa sobre ellos. Francesca comienza a tener visiones en el viejo caserón. Pedro cree que se está volviendo loca. El padre Azpeitia es el único capaz de desentrañar el misterio que encierra la casa.
El título de la película no deja lugar a la duda, No-Do. En uno de estos documentos cinematográficos que durante el régimen franquista mantenían (des)informados a los españolitos de a pie se encuentra encerrado el misterio de la trama.
Según cuenta la película (y las malas lenguas) entre 1943 y 1954 los equipos de filmación de No-Do recogieron con sus cámaras todo tipo de fenómenos para-normarles a lo largo y ancho de la geografía española. Se trata de los denominados “No-Do secretos”. Estos sucesos (apariciones marianas, posesiones, estigmatizados, avistamientos de OVNIS) eran filmados por trabajadores anónimos bajo pena de excomunión, su visionado era exclusivamente para la curia romana obligada igualmente a guardar secreto bajo la misma pena. El film se basa en uno de estos supuestos casos, aún hoy por resolver. Se dice que en el Vaticano se guardan los negativos originales de estos trabajos. ¿Realidad o leyenda urbana?
Desgraciadamente, a pesar de la interesante temática la película naufraga desde el primer minuto. Al margen de la original y sugestiva idea introducida estamos ante un producto convencional. Una película de fantasmas al uso que contiene todos los clichés del género y que lejos de parodiarlos o buscar un giro argumental sorprendente sigue al pie de la letra el manual tomándose, además, demasiado en serio a si misma.
Excesivos momentos muertos, apariciones espectrales previsibles, insuficiente desarrollo de algunas ideas interesantes del guión (el personaje de la prostituta), abuso del diálogo en detrimento de la imagen.
Cualquiera que haya visto “Al final de la escalera” o cualquiera de sus cientos de imitadoras posteriores (incluidas la mayoría de fotocopias kwaidan post “The ring”) sabrá con lo que se va a encontrar al final de la película.
En el lado positivo habría que destacar el tono de denuncia al estamento clerical y al régimen franquista, así como su labor documental a la hora de recuperar auténticos “No-Do” integrándolos en la trama (Atentos al audio del último “No-Do”)
La película goza por lo demás de una estimable corrección formal. Una fotografía de tonos apagados, acorde con la historia relatada, efectos visuales creíbles e inspirados en más de una ocasión y un casting solvente. Ana Torrent sale airosa teniendo en cuenta el cansino papel de protagonista torturada con el don de ver “más allá” que le toca interpretar, Héctor Colomé saca provecho al personaje del padre Azpeitia, con bastante más miga que el resto y Alfonsa Rosso está soberbia en el rol de una anciana que despierta tras sesenta años de coma y que tendrá una capital importancia en la resolución de la trama.
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