“Shi zi mo hou shou” Título internacional: "Shaolin Hand Lock"
Director: Ho Meng-Hua
Guión: I Kuang
Fotografía: Tsao Hui-Chi
Música: Chen Yung-Yu
Intérpretes: David Chiang, Chen Hui-Min, Lo Lieh, Chen Ping, Yeh Ling-Tzu, Shen Li- Wei, Lu Chi, Tu Lung, Hui Ying-Hung, Chan Shen,
(Hong Kong, 1978)
Director: Ho Meng-Hua
Guión: I Kuang
Fotografía: Tsao Hui-Chi
Música: Chen Yung-Yu
Intérpretes: David Chiang, Chen Hui-Min, Lo Lieh, Chen Ping, Yeh Ling-Tzu, Shen Li- Wei, Lu Chi, Tu Lung, Hui Ying-Hung, Chan Shen,
(Hong Kong, 1978)
Sinopsis:
Chengying y su hermana Mengping viven junto a su padre Bai Li quien les enseña a dominar su estilo de kung-fu característico por el uso de la técnica conocida como “la llave de shaolin” cuyo punto débil es dejar al descubierto la parte baja del estómago a quien la pone en práctica. En ausencia de sus jóvenes hijos Bai Li es visitado por Fang Yunbiao, un viejo amigo que acaba con su vida por encargo de Hao Lin. Cuando Chengying descubre el crimen decide infiltrarse como guarda a las órdenes de Hao Lin ganándose su confianza mientras espera el momento propicio para asesinarlo, lo que no le resultará nada fácil debido a la destreza de su enemigo y a la continua presencia de su mano derecha, el joven Kunshi. La invidente mujer de Hao Lin, quien es maltratada sin piedad por su propio marido revelará a Chengying Li secretos sobre su pasado que dejará al descubierto la verdadera identidad de los personajes cambiando por completo el rumbo de los acontecimientos.
El recientemente fallecido Ho-Meng Hua, realizador prolífico que cultivó todo tipo de géneros a lo largo de su dilatada carrera (casi cincuenta años), especializándose sobre todo en el cine de acción o artes marciales y el horror, dirigió para el estudio del ambicioso Run Run Shaw esta desenfadada película de kung-fu con trasfondo trágico para mayor lucimiento de su estrella principal, David Chiang. Para el espectador occidental quizá su título más reconocible sea la cinta de culto “Jiang tou” (más conocida por su título internacional “Black magic”).
Al nostálgico logotipo de la Shaw Brothers le suceden unos títulos de crédito de genuina estética pop acordes al resto de la producción. La música , más propia quizá de una trama policíaca, de Chen Yung-Yu acompaña un colorista collage donde las figuras de papel de los protagonistas bailan sobre los vistosos fondos coloreados.
El espectacular uso del Shaw Scope con su inseparable ojo de pez y sus repetitivos y apabullantes panorámicas, la estudiada saturación cromática de la fotografía, la recreación en estudio de inmensos decorados donde se cuida hasta el más mínimo detalle de atrezzo para que todo esté perfecto de cara a la recurrente coreografía de lucha. Todas estas características eran, entre otras, señas de identidad inconfundibles de la Shaw Brothers que se siguen al dedillo en éste emotivo drama-folletinesco plagado de ostias, faltaría más.
Como tantas otras producciones del estudio de Run Run Shaw la película comienza con una escena de entrenamiento dónde vemos al protagonista deleitándose/nos con el dominio de su técnica de kung-fu. Si el hombre tiene suerte y no estamos viendo uno de los espectaculares dramas épicos del Sr. Chang Che quizá sea uno de los pocos personajes que siga con vida cuando aparezca en pantalla el postrero “The end”. Con este planteamiento queda claro que en el estilo de la productora hongkonesa predomina la lucha sobre la palabra, lo que se agradece enormemente, sobre todo teniendo en cuenta que cuando a los personajes les da por pararse delante de la cámara a soltar discursitos se ponen un pelín melodramáticos llegando a rozar o a zambullirse directamente en el ridículo con bastante facilidad.
Así pues, Ho Meng-Hua, que sabía de que iba esto, no se anda por las ramas y a pesar de que concede unos minutos al drama lacrimógeno más sonrojante en aras de explicar el complicado y desdichado pasado de sus protagonistas deja recaer el peso de la película en su coreógrafo Tang Chia y en el estupendo elenco de actores/luchadores encabezado por el genial David Chiang, que lo mismo le parte la cara al malo que le echa una sonrisa angelical a la chinita de turno.
La grácil y carismática estrella de la productora no sería la única que tendría el placer de pasearse por el set repartiendo mamporros, ahí estaban actores de la talla de Lo Lieh, interpretando al pérfido señor feudal Hao Lin o Chan Wai-Man encarnando al bravo y servicial Kunshi.
Como ya quedó claro más arriba, los decorados y las coreografías son dos de los puntos fuertes de las producciones Shaw Brothers. Este filme no es una excepción y cuenta con dos decorados extraordinarios, idóneos para el desarrollo de los combates.
El primero es el gimnasio de Hao Lin. Guardada la misteriosa estancia bajo llave, (parece que estemos en mitad de una película de terror gótico), custodiada celosamente por sus esbirros esconde en su interior el secreto de su kung-fu cuya revelación a sus enemigos podría tener funestas consecuencias. La sala es amplia, de altos techos acristalados, ideales para que se cuele algún luchador en busca de venganza y pueda escapar atravesándolo, como así sucede. La cámara aprovecha el espacio para deleitarnos mediante travellings que atraviesan sus columnas. Un saco de entrenamiento y una armadura con la que Hao Lin ensaya sus golpes para burlar la técnica de “La llave de Shaolín” son los únicos huéspedes autorizados a visionar sus entrenos.
El segundo decorado es un improvisado (para los protagonistas, los decoradores desde luego lo tenían bien estudiado) almacén repleto de neumáticos colgados del techo y bidones cuidadosamente apilados para que vayan cayendo uno a uno a medida que se vaya repartiendo estopa. El emplazamiento perfecto para la esperada lucha final entre el pérfido señor feudal y el hijo cuya única misión es vengar la muerte de su padre, quien contará con un inesperado aliado.
SPOILER
La violencia es retratada con suma crudeza, los personajes del denominado soja western son, al igual que sus primos lejanos del Far West, fríos y despiadados, de duro carácter forjado por las circunstancias que les han tocado vivir en un mundo hiperviolento dónde matar muchas veces no es más que el único recurso para la supervivencia. Sin caer en el derroche sanguinolento la muerte es vista como extensión natural de la lucha y escenas como la prematura muerte de Bai Li, el asesinato de Fang Yumbiao a manos de Chengying Li en el prostíbulo con una concubina como aterrada testigo o la macabra provocación de éste último al lanzar en un saco ante la mansión de Hao Lin el cadáver de uno de los esbirros que habían puesto en su busca dejan helado al espectador por su tremenda contundencia.
Los gadgets juegan un papel fundamental en la trama, desde los cuchillos a modo de brazalete que salen en el momento indicado de los codos de Fang Yumbiao para asesinar a Bai Li hasta el chaleco de acero para cubrir el indefenso bajo vientre al utilizar la mortífera llave de shaolin. Abundando en el repertorio armamentístico cabría destacar, amén de las habituales dagas y espadas, el enorme látigo que utiliza la hija de Hao Lin en su primera aparición.
FIN DEL SPOILER
A pesar de cierta gravedad en momentos puntuales, innecesario flash-back explicativo incluido, Ho Meng-Hua construye un relato de aventuras despreocupado y disfrutable en líneas generales (tan injustificada como genial la secuencia puramente exploit en la que Chenying roba una caravana de oro ayudado únicamente por una motocicleta y el uso de su kung-fu), primando las alegres coreografías (con algún que otro descuido en el tosco uso del cableado en las acrobacias) y alguna que otra involuntariamente hilarante persecución en lancha (de chabacana aceleración de fotogramas) sobre la farragosa trama de intrigas familiares, tan propia de la historia popular china y hongkonesa. A través de puntuales toques de humor, de su precisa dosificación de la violencia y de el ineludible drama que supone la muerte de Bai-Li, Ho Meng-Hua construye una intensa historia de venganza en la que el ritmo no decae gracias a sus continuos e imaginativos combates, así como a la interacción de unos personajes vistosos a pesar de su estereotipado carácter.
5 comentarios:
Las películas de la Shaw Brothers siempre resultan disfrutables. Por tus posteos, al parecer tenemos gustos cinéfilos similares. Si te interesa, podemos intercambiar links. Yo de todas formas ya te he enlazado en los dos blogs de cine que tengo.
Estaré pasando seguido por acá.
Saludos!
Muchas gracias por tu comentario.
Muy buen blog, te agrego a los links de El Ojo en Rojo. Saludos!
Tarde, pero seguro.
Ya agregué tu link.
Salu2!!
jajajaja. OK!
Gracias por vuestros comentarios y vuestros enlaces.
Fantomas: Las películas de la Shaw son un filón inagotable. Próximamente subiré más post sobre otras películas de la productora que no pertenecen al género de kung-fú.
Enhorabuena por vuestros trabajos.
Hasta el próximo post!
¿ Te puedes creer que me he quedado en blanco al intentar hacer un comentario?
De todas maneras, como dice Fantomas, estas películas siempre resultan disfrutables.
Un saludo.
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