jueves, 10 de abril de 2008

ALICE, SWEET ALICE por Dr. Matanza


Alice, sweet Alice, aka. Communion (El rostro de la muerte)
Director: Alfred Sole
Guión: Rosemary Ritvo y Alfred Sole
Fotografía: John Friberg y Chuck Hall
Música: Stepehn Lawrence
Intérpretes: Brooke Shields, Linda Miller, Niles McMaster y Paula Sheppard
(EE.UU) 1976


Película de culto, un film-isla en la carrera de su desconocido y versátil director, Alfred Sole, debutó en 1972 con una cinta porno, “Deep sleep” que parodiaba al hit del momento “Deep throat” (Garganta profunda) Gerard Damiano 1972, cuatro años después, tras los problemas legales que supuso el estreno de su opera prima realizaría esta extraña y estimulante película, con un presupuesto modestísimo y ayudado por amigos en su realización. Desgraciadamente tras el vistoso resultado cosechado Alfred se alejaría de las coordenadas terroríficas para realizar títulos desconocidos y olvidados como “La isla virgen” 1979 o “Pandemonium” 1982 y a otras labores dentro de la industria cinematográfica, como la escritura de guiones (“Alfred Hitchcock presenta”, “Hotel”), una pena, quizá de haber continuado experimentado en el género fantaterrorífico estaríamos hablando ahora de uno de los grandes maestros.

La Trama:

Alice es una niña caprichosa que es recriminada constantemente por su madre y su tía por sus constantes travesuras. En la comunión de su hermana Kate ésta es asesinada brutalmente momentos antes de tomar el cuerpo de Cristo, la/el asesino viste un impermeable similar al de Alice y utiliza una de sus diabólicas caretas. A partir de este suceso la niña es considerada como sospechosa, los asesinatos se suceden y la chica es internada en un sanatorio infantil. Poco antes del final descubriremos la terrible verdad.

Excitante y morboso relato plagado de sangre fresca y violentos asesinatos repartidos sabiamente a lo largo del metraje, el clima enrarecido, el ambiente malsano y la tensión nerviosa aumentan a medida que avanza la historia. La sucia textura de la fotografía ayuda a transmitir esa asfixiante atmósfera que empapa la cinta así como la utilización de primeros planos que muestran el trastornado carácter de buena parte de los personajes. El inesperado giro final a pesar de ser consecuencia de un guión tramposo cambia totalmente la perspectiva de la historia, como sucede en producciones actuales tales como la saga “Saw”.

Personajes enfermizos campan a sus anchas en la historia, como el Sr. Alphonso (vecino de la protagonista), un inmenso y luciferino (su cráneo calvo y su poblada perilla recuerdan al papa negro, Antón Szandor LaVey) obeso al que Alice se refiere con el mote de “mantecas”. Pasa las horas en su apartamento rodeado de sus gatos, siempre con la misma ropa, pegajosa camiseta blanca de tirantes y un pantalón manchado de orín a la altura de la bragueta, el rancio olor parece colarse por la pantalla. Perversa la escena en la que el nauseabundo individuo intenta violar a Alice, la niña que tiene bastante mala leche mata a uno de sus gatos como represalia.

Alegato anti-católico en toda regla, la puritana y férrea educación religiosa es señalada como la culpable del desorden mental que sufre Alice, personificada sobre todo en su rígida Tía, mujer dominante, eterna solterona amargada que paga la frustración de su reprimida y gris existencia regañando con saña a la joven Alice, una niña rebosante de imaginación que no puede expresarla en un mundo tan asfixiante rodeado de cruces y normas que ahogan su libertad individual.

Su núcleo familiar tampoco la ayuda, su madre es una beata que se reúne constantemente con el sacerdote de la comunidad, su padre está separado y vive con otra mujer (lógico, el único tipo listo de la película) y su hermana Kate es la antitesis de Alice, la niña perfecta que nunca ha roto un plato, ante este panorama no es de extrañar la enajenación mental de la pequeña, a través de sus juegos busca tan sólo evadirse de tan triste realidad, su descaro es la rebeldía necesaria en todo ser humano ante la estupidez.

La iglesia es un personaje más de la historia, en ella se produce el primer asesinato, de una brutalidad sobrecogedora, mientras los niños reciben el cuerpo de cristo Kate es ahogada con una vela eclesiástica para posteriormente ser quemada por la llama “sagrada” en el interior de un banco, los santos y demás imágenes religiosas asisten complacientes al asesinato, la iglesia es la asesina y todos los feligreses cómplices parece decirnos el satánico y lúcido realizador. La sangrienta escena final también tiene como escenario la casa del señor, cuando la asesina es descubierta (la asistenta del sacerdote, una fanática católica que ha quedado trastornada después de que años atrás asesinaran a su hija durante su primera comunión, otra prueba irrefutable de la culpabilidad de la iglesia) apuñala salvajemente al sacerdote en el cuello ante la pavorosa mirada de los fieles. Alice definitivamente trastornada por el infierno vivido coge el cuchillo ensangrentado de la asesina con morbosa delectación y se aleja de la muchedumbre, su rostro perturbado parece augurar un futuro lleno exquisitos y macabros crímenes.

¡Ánimo Alice, acabarás con ellos!

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