The killers (Código del hampa)
Director: Donald Siegel
Guión: Gene L. Coon, a partir del relato corto The killers de Ernest Hemingway
Intérpretes: Lee Marvin, Angie Dickinson, John Cassavetes, Clu Gulager, Ronald Reagan.
(EE.UU) 1964
Director: Donald Siegel
Guión: Gene L. Coon, a partir del relato corto The killers de Ernest Hemingway
Intérpretes: Lee Marvin, Angie Dickinson, John Cassavetes, Clu Gulager, Ronald Reagan.
(EE.UU) 1964
Sinopsis:
Charlie Stom y Lee, (dos asesinos a sueldo) entran en una residencia para invidentes para acabar con la vida de Johnny North (ex-piloto de coches de carreras) quien supuestamente se había apoderado de un millón de dólares, (botín cosechado tras el robo de un camión). Tras acabar con su vida sin ninguna oposición por parte de la víctima, Charlie se pregunta el por qué de esta actitud, comenzando a investigar a través de interrogatorios. El hilo les llevará hasta Jack Browning, conocido pez gordo dentro del mundo del hampa y su “juguetito” Sheila Farr, la cual tuvo una relación con North, lo que acabó por costar la vida de éste. Johnny North no puso ninguna oposición a su asesinato, pues para el la vida terminó cuando Sheila le traicionó, rompiéndole el corazón. Descubierto el entuerto tras el interrogatorio a Sheila, Charlie y Lee deben acabar con la vida de Jack, antes de que éste acabe con las suyas, pero un francotirador (el propio Jack) mata a Lee y deja malherido a Charlie, quien consigue huir y llegar hasta la mansión de Jack (lugar en el que se encuentra el millón de dólares ) donde da muerte al hampón y a su amante antes de morir desangrado en el jardín junto a la maleta llena de billetes.
Film noir al más puro estilo Siegel, frío, certero y sin concesiones morales, los tipos duros no bailan (cómo reza el título de la novela de Mailer) pegan fuerte y disparan primero. Extraordinaria pareja de malo y malísimo formada por Lee Marvin (quizá el tipo más duro visto nunca en una pantalla) y Clu Gulager (no se que me da que Tarantino se inspiró en este dúo para crear a Jules y Vincent Vega) la femme fatale está interpretada exquisitamente por una siempre estupenda Angie Dickinson (¡Pero si engaña hasta al espectador con esa sonrisa angelical, que resulta esconder un auténtico diablo!) su fría y excitante presencia describen a la perfección un personaje sin escrúpulos capaz de engañar a cualquiera para conseguir sus objetivos. La figura del hampón está encarnada formidablemente por Ronald Reagan, es la del tipo que lo compra todo, no importa el precio que tenga, además, es más listo que nadie, no se deja llevar por los sentimientos y siempre tiene un as en la manga. Si eres tan estúpido para hacer negocios con este tipo… amigo, cúbrete bien las espaldas y sino pregúntale al cadáver de Johnny North.
La contundencia del tono queda claramente marcada desde la escena de apertura. Los dos asesinos a sueldo entran decididos en la residencia para ciegos donde zarandean salvajemente a la recepcionista (¡Una mujer madura y ciega!) para averiguar dónde se esconde Johnny North, (estos tipos no discriminan a nadie), tampoco se lo piensan dos veces a la hora de vaciar sus cargadores contra el cuerpo del ex-piloto.
La película se estructura a través de falsh-backs, que se producen cada vez que el dúo de mercenarios interroga a algún testigo, al cual por supuesto golpean adecuadamente para que cante a su gusto. Estructura de puzzle al modo de “Ciudadano Kane” a través de la cual vamos conociendo los motivos que llevaron al asesinato de Johnny, un piloto con grandes reflejos que cometió el error de enamorarse de la mujer equivocada, una perdición con estupendas curvas, mucho más difíciles de controlar que las de los circuitos y un bello rostro que nubló su inteligencia.
Economía de medios propia de la serie b. Las carreras de coches mezclan imágenes reales extraídas de archivo con transparencias deficientemente insertadas (lo normal en la década de los 60 independientemente del presupuesto de producción) Llama la atención para mal la carrera de cars entre Sheila y Johnny, cuando el plano se abre a general es demasiado evidente que no es Angie Dickinson la que lleva el volante, del mismo modo, cuando se utiliza el plano medio las transparencias del fondo son borrosas y no dejan de moverse mientras que la silueta de la mujer permanece fija, no se a que es debido éste error, los planos medios de John Cassavetes son bastante dignos, al empalmar unos con otros parece que estén en lugares diferentes.
Soberbias las interpretaciones llevadas a cabo por los actores, impresionante el rictus de Lee Marvin , (su rostro impertérrito refleja a la perfección el mundo interior de un asesino, mata con la naturalidad con la que un ama de casa hace la colada, el asesinato y la tortura es algo rutinario, simplemente un trámite que hay que cumplir para cobrar a fin de mes, no habla, escupe palabras, seco y directo como un gancho de derechas o un trago de bourbon) y la serenidad y contención de la que hace gala Ronald Reagan, su rostro es el de un ganador de pocker, a juzgar por su mirada siempre lleva la mejor baza, efectivamente, es así.
Don Siegel maneja a la perfección los códigos del género, no se anda por las ramas, nos describe un mundo marginal, sórdido, interesado y en el que todos están condenados de antemano. Desde los primeros fotogramas está claro que nadie saldrá con vida, no hay buenos en la historia, sólo ilusos o estúpidos que se dejan llevar por cantos de sirena, el dinero es el dios que guía las vidas de los protagonistas, las armas la ley que pone a cada uno en su lugar. La policía sólo aparece al final, cuando la historia ya está resuelta, es ajena a éste violento mundo que tiene sus propias leyes, lejos del orden establecido.
2 comentarios:
Me ha venido a la cabeza una curiosa reflexion al leer el articulo:
"¿cómo es posible que los norteamericanos acaben votando siempre a actores para ser sus lideres politicos? ¿No mienten ya suficientemente bien los que no han estudiado dramatización?"
Respecto a la peli, si es lo que parece, tiene buena pinta, hace tiempo que no veo cine negro en condiciones
Gran reflexión nexus.6, en fagiafilia pensamos lo mismo, aunque en el caso de tito Arnold pongo en duda que haya estudiado arte dramático.
La película es buena y sobre todo auténtica, no te arrepentirás de verla.
Un saludo.
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